Hace ya algún tiempo que leí la
hermosa y pedagógica novela del murciano Miguel Espinosa, desafortunadamente
ido joven, Escuela de Mandarines, hoy la recomiendo más que nunca a todos
aquellos que llevan sobre sus hombros la pesada carga de lo público.
Desde el 1 de marzo de 2020
(cuanto tiempo hace ya), venimos luchando y conviviendo con un microorganismo
(virus) hasta entonces no tenido en cuenta, COVID-19,
Momentos de frustración, euforia,
hastío, esperanza y desesperanza, han ido alternando nuestro perjudicado humor.
La población ha actuado como una
medusa luminiscente en su lóbrega pecera y de forma automática se ha contraído,
expandido, contraído, expandido, …, durante diez largos meses. Mis compañeros
de viaje y yo mismo, han vivido y están viviendo los peores y más crueles
momentos de una civilización amortiguada, con la muerte como enemigo muy lejos
de los quicios de sus puertas.
Todos hemos perdido algo; algunos
mucho: la salud, la vida, los ahorros, el trabajo, el futuro, … Sin saberlo
estamos adaptándonos a una nueva medida del tiempo, un tiempo que sustituye a
la tercera necesidad más preciada; ayer pedíamos: salud, trabajo y amor (por
este orden), hoy pedimos: salud, trabajo y tiempo.
Tiempo: necesitaríamos bajar a
Incidencias Acumuladas, que aún en riesgo extremo, nos situaran en una posición
menos agresiva y hacerlo a la misma velocidad a la que hemos subido;
mantenernos por encima de 500 casos por 100.000 habitantes a 14 días, supone un
desgaste del sistema sanitario, un coste económico y unas pérdidas en vidas
demasiado lastrantes para la sociedad.
Si a esto sumamos la parálisis en
materia de vacunación (ya no será a los 21 días la administración de las dosis
de recuerdo para el grueso de los sanitarios, sino a los 26 días; “tiempo”, una
vez más, en forma de culillos), solo nos queda ser más responsables, si cabe, y
extremar las medidas de aislamiento individual y colectivas (mascarilla,
distancia social, lavado de manos y acatar las directrices), no olvide que no
tenemos ningún tratamiento específico ni definitivo sobre este virus y sus
consecuencias.
Lean Escuela de Mandarines, no
les defraudará, sobre todo a algunos elegidos.
Estos son los datos, tuyo el análisis.
Juan
Ríos Laorden, pediatra.