2. ACABO DE TENER UNA IDEA Y YA ME RONDA OTRA.
Acabo de tener una idea y ya me ronda otra; lo malo es que en mi puesto de trabajo pocos me apoyan con este cerebro librepensador que genera tanta basura ideológica y que al final acabará resolviendo crucigramas, sodokus y hasta algún acertijo infantiloide, para compensar este muro impuesto por los “compas” de toda la vida. ¡Qué se le va a hacer!.
Si ayer hacía frío, hoy no se puede aguantar. Esta mañana necesito un americano bien caliente o terminaré como Damián, que mira como viene: “encogío”, “arrugao” y echando “vao” por la boca. Eso si hecho un pincel. Damián siempre ha sido muy mirado con sus atuendos y apariencia, no porque trabaje en un banco, no, es de natural elegante; que como diría mi padre con esa expresión tan albaceteña de los cincuenta, “vistes en Abelardo”; viene con una parka, jersey negro de cuello alto, vaqueros de marca, zapatos castellanos y una bufanda de color ocre; no es que sea un tipo de estrenar, más bien se coloca pocas prendas, pero bien escogidas.
Damián me ha notado nada más verme, que hoy tampoco he gozado de mucha fortuna con mis ideas y lacónico, como siempre, me ha espetado: - Creo que tienes que ser listo y aprender a sobrellevar la presión y ya que es tarde para que te rodees de gente adecuada, mantén los pies en el suelo, no pierdas el rumbo, no te vengas abajo y recuerda que es lo que de verdad te interesa y a lo que te has adiestrado durante estos años, haciendo caso omiso a todo lo demás.
¡Joder!, como viene Damián, con la que está cayendo; - Este café me va a saber a gloria compadre.
Y sin dejarme resoplar, volvió a atravesarme: - Es un sentimiento mutuo.
La mañana está fría pero luminosa, espléndidamente luminosa, y la plaza se va tomando a esta hora por gentes que le añaden carácter propio y vitalidad, esta zona que aunque heredó la permisividad de la construcción de edificios altos, su arquitectura sigue siendo el atractivo visual, una expresión de la síntesis ciudadana de la vida española actual, nada de sosa, esta plaza está llena de actividad.
Y tras los ventanales circulan personajes que como en esta ocasión dejan ensimismado a Rodrigo. No se ha percatado que ya ha llegado Esperanza y su mirada persigue de derecha a izquierda en esta inmensa pantalla a una mujer de belleza insólita, entre dulce y salvaje, que pude venir de cualquier parte y de ninguna, el espectáculo es fugaz, iluso, humano.
Esperanza, testigo de la persecución visual que estaba empleando Rodrigo, antes de que la figura desapareciese por el margen izquierdo, dejó caer a sus colegas: - Es un hecho que las mujeres somos, a veces, crueles con las mujeres, quizá por miedo a ser crueles con los hombres.
Damián, objetó: - No sé. Todos somos crueles, los hombres, los niños, los animales.
Ya no es tan fácil profesar esa espontaneidad inicial; apuntó Rodrigo. – Estas imágenes son muy importantes, me liberan la imaginación, dejo de tener conciencia de mi mismo, me hace libre.
Esperanza quiso cerrar el círculo de humanismo en el que intentaba atrapar Rodrigo a todos: - Hace años que el mensaje liberador transmutó en posible reconciliar el fenómeno nuevo de la independencia de la mujer con el concepto tradicional de la feminidad, la posibilidad de optar la vida, no renunciar a saltar a la calle arreglada al propio gusto, vestida para seducir o para llamar la atención o para que otras mujeres las admiraren.
Si lo fácil, lo obvio, lo barato, lo previsible es decir que no tienen talento, ni ideología, que son atemporales. Y de un trago se terminó el café Damián.
Rodrigo no se ponía tenso en ningún momento, dejó escapar una sonrisa conciliadora y transmitió a los dos que el humor cercenado del comienzo se había transformado en placer, en arena que cubría al principal argumento que esta mañana le rondaba en su cabeza, por eso cambió de tercio con una naturalidad solo propia de él y mirando ahora a Damián, sentenció: - El realismo que ahora se ensalza, no es un realismo plástico, o político, sino únicamente económico, contable.
Asentía con la cabeza Esperanza: - Es como si de nuevo hubiéramos basculado del ilusionismo al dogmatismo saltándonos la estación de las ideas y de la política.
¡Cómo se esfuman los minutos dedicados al café!. Vuelve la cabeza Rodrigo en busca del camarero, está regando unos bulbos de tulipanes que esforzadamente tratan de emerger de unas macetillas puestas sobre la barra y que vivifican el frío acero de trabajo, aprovecha que en esta intermitencia la parroquia a clareado.
- Te dejo la cuenta en la mesa, vamos con prisa.
Es pronto, atravesando la avenida de España llega otro bus con parada en Café Los Llanos; bajan cuatro albaceteños, suben dos.
BIBLIOGRAFIAS SUBLIMES INENCONTRADAS:
El neoliberalismo ha vuelto. José Luis Pardo.
Geopolítica árabe. Lluís Bassets.
La casa de Moliere. Mario Vargas Llosa.
¿Sómos incapaces de olvidar a las Spice Girls?. Jhon Carlin.
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