LA
SANIDAD QUE CAMINA HACIA
LO INSERVIBLE.-
El
fracaso de nuestros gestores de la sanidad castellano manchega actual no será
sucumbir a la misión que se han fijado de adelgazamiento de recursos,
estabilización del déficit y jibarización de la administración, sino la de
dejar estructuras que una vez minimizadas sigan siendo inservibles, en este
caso por defecto.
Nuestros
gestores deberían aconsejar a sus señores políticos, verdaderos ejecutores de
las políticas neoliberales que actualmente campan por la sanidad castellano
manchega, que está bien reducir los servicios de bajo valor y aquilatar los
costes a la realidad y momento actual; pero no estarán obrando de buena fe los
primeros, y no representarán a su pueblo los segundos, si no son capaces, los
primeros como técnicos y los segundos como mandatarios de la rex pública, de
decidir cuales son los criterios sociales que debe eximir de la aniquilación
liberal a determinados servicios que actualmente están en peligro por el plan
propuesto.
Y,
para ser pragmáticos, ¿es un criterio social permitir seguir manteniendo la
prestación asistencial, a pesar de su bajo valor, con la permanencia de
determinados Puntos de Atención Continuada (PAC) o Servicios de Urgencia de
Castilla-La Mancha, próximos a cerrar por el actual ejecutivo?: evidentemente
para el criterio progresista y socialdemócrata es “SI”, porque aún siendo
conocedores de que pueden ser unidades de bajo valor, somos tan conscientes
como desde el primer día que iniciaron su andadura que su valor no es de coste
sino social; y es evidente que la permanencia de casi todos no es un criterio
de derroche o de malgasto, sino de mantenimiento de servicios de bajo valor con
criterio social, que no político.
“No
hay ninguna metodología universalmente consensuada, ni ninguna tendencia clara
que defina si está o no justificado prestar un servicio que aporte poco valor;
esto es, por lo tanto, una decisión a tomar con criterio social, es decir, que
depende de cuanto dinero estamos dispuestos a destinar a los cuidados de salud,
teniendo en cuenta las prioridades y las políticas sociales”; y no lo digo yo,
con el tinte socialista que pueda aplicarse, sino publicaciones de impacto en
el mundo de la gestión sanitaria y economía de la salud, o como entidades tan
fuera de toda duda y afinidad a tesis progresistas, tales como la American
College of Physicians.
Resulta
evidente que mejorar la calidad de los cuidados de salud al mismo tiempo que
reduzcamos su coste es una prioridad, en todas partes, no es algo exclusivo del
actual ejecutivo castellano manchego, otra cosa bien distinta es la
sensibilidad hacia su pueblo.
Podríamos
discutir al albor de las decisiones pragmáticas a las que asistimos
semanalmente, a otro criterio más en la búsqueda hacia lo eficiente; y
preguntarnos: ¿es un criterio social prioritario mantener abiertas a día de hoy
maternidades con menos de 1.000 partos al año?, una vez más el criterio
socialista emite una respuesta afirmativa, “SI”, porque somos conocedores del
problema que suponen estas unidades de elevado coste y baja incidencia en sus
procesos, algunos centros con menos de la tercera parte propuesta como estándar
(350 ó 400 partos al año); porque los beneficios son sociales, democratizamos
la salud a través de la accesibilidad, no castigamos a los destinatarios con
intervenciones negativas (cierres y recortes) utilizando exclusivamente el
coste como parámetro decisorio; y esto es así porque en los objetivos de una
sociedad progresista y socialdemócrata, los beneficios sociales entendemos que
son mayores e intentamos determinar que aún no disponiendo de un valor óptimo
el servicio, ni siquiera los recursos indispensables, es adecuado a las
necesidades de salud de la población a la que va dirigida.
Pero,
¿realmente se están realizando estudios rigurosos que consideren y evalúen los
beneficios, los riesgos y los costes de las intervenciones en salud?. Ni esto,
ni tampoco se transmite a los usuarios de los servicios con bajo valor o alto
coste, la importancia de su aplicación para que aquellos disfruten de un valor
añadido, el esfuerzo.
Es
evidente el gran número de decisiones tomadas recientemente sobre las que
discrepamos los socialdemócratas y progresistas: listas de espera, copagos,
amortizaciones, insolidaridad, recortes, etc… y que en suma podrían analizarse
desde el punto de vista del beneficio social que se está dejando de aportar.
Ahí
radica la diferencia, ese es el mensaje que debe recibir y conocer la
ciudadanía, lejos de enfrascarse en lides e improperios que no aportan sino
mensajes interesados y vacíos que no pueden justificar de un lado acciones
insolidarias o de otro políticas sociales. Y como el bolsillo no tiene fondo
ilimitado, será necesario discernir si a la Sanidad, Educación, Pensiones y
Dependencia dedicamos los restos de la joya de la corona o si mutilamos su
pervivencia, porque como anotaba al inicio, probablemente en su mínima
expresión sean inservibles y de aquí a la pobreza solo hay un paso.
¿No
será que el mayor atenazamiento del modelo neoliberal crea su propia
incertidumbre?. El planteamiento gestor se torna básico y sus respuestas se
forjan heurísticas y le provocan miedo escénico: ¿Hay crisis?, “si”, “pues
entonces el modelo está crítico, hay que adelgazarlo”. Tienen como única salida
la búsqueda de una respuesta heroica, y el resultado se transforma en tiranía
de las decisiones que conllevará al encarnizamiento con los gobernados, así
como el inicio en cascada de múltiples planes, fruto de esa incertidumbre, que
lejos de controlarla prudentemente como valor ético, se instalarán en la
pobreza de lo excepcional, en la destrucción de su lógica de la salvación.
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