Mis pacientes, que son como todos, me obligan habitualmente a contemplar y estudiar sus jóvenes historias clínicas, como una suerte de hitos saludables y zarpazos precoces.
Siempre me ha impresionado sobremanera los neonatos con patologías tempranas. Son supervivientes a procesos que se sucedían uno tras otro y que esquivaron con la ayuda de los profesionales que se desviven en las Unidades de Cuidados Intensivos Pediátricos y Neonatales . Pocos años después sigue siendo grandes luchadores y reparten optimismo donde casi no cabe.
Hoy recuerdo y evoco a estos crónicos precoces y al afán y desvelo de sus padres y cuidadores, que nunca llegarán a cifrar la energía y sensibilidad que van dejando en el trayecto.
Vivan esos luchadores y los que les ayudan!
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