Desde las estribaciones de Sierra
Morena, cubriendo la totalidad de la meseta ibérica y mucho más allá, el blanco
está tapando cualquiera de los resquicios de este “sombrío negro” panorama que
nos asola; una sábana lechosa uniforme, inocente y efímera, transitoria y
caduca desde que se deposita en los campos y empedrados.
Y he querido comenzar con esta cromática
entrada para acompañar mis impresiones sobre esta maldita Pandemia, intentando
que la belleza amortigüe a la fuerza, en esta fría tarde, con el gélido estupor
al observar que la fantasía blanca comienza (al fin) su descomposición para
volver a dejarnos en descubierto al oscuro desafecto.
No cesaré de recordarme en todos
mis despertares que no hay ninguna razón para despistar la guardia, por
cansados o hastiados que nos encontremos; que no debemos dejarnos arrastrar por
propagandas vacías, sino dejarnos el pellejo hasta ver la salida. Es verdad que
escasean las virtuosas formas de bregar en equipo; ni de enfocar los oídos a
consejos bonancibles.
En los datos de hoy me quedo con
tres impresiones que deben hacernos buscar actitudes y opciones que ayuden a
superar este horror: Incidencias Acumuladas, Ocupaciones y especialmente “Vacunas”.
Los dos primeros, junto al resto
de indicadores de riesgo los sintetizaré en tres diapositivas elaboradas por el
propio Ministerio de Sanidad (datos nacionales oficiales de referencia) con
fecha de 7 de enero de 2021 (último informe) y que vienen a coincidir (al menos
en lo referente a Castilla-La Mancha) con el lunes 4 de enero (unos cuatro días
de demora, teniendo en cuenta que el referente nacional para el día 7
contabilizaba 107.656 casos COVID-19 totales acumulados, siendo esa cifra
comunicada en la referencia autonómica para el día 4; según el último informe
de nuestra comunidad, el número de casos acumulados asciende a 112.298), pero
de cualquier modo, la información sirve y mucho.
Ya vemos que ésta disparada Incidencia
Acumulada a 14 días (y a 7 días, con cifras actualizadas) dista mucho de dejar
descansar con sueños plácidos a ningún gestor sanitario, menos lo debería ser
para los de Albacete y Guadalajara, ciñéndonos a las provincias de nuestra
comunidad. Y aquí vuelvo a recordar lo de blanco sobre negro tal y como
iniciaba este apunte, ¿Qué diferencias tenemos sobre principios de septiembre o
principios de noviembre?, la verdad es que pocas, salvo que entonces
esperábamos a la “vacuna” sin aprobar y ahora esperamos a las “vacunas” admitidas,
pero más adelante veremos las “vacunas” y “vacunaciones”. En septiembre, no se
hizo casi nada y ya en noviembre tomamos unas tibias medidas tendentes a “salvar
no se sabe que Navidades” y que después casi sin entonar ningún mea culpa, se
refuerzan tras el “indulto” de adviento.
La ocupación hospitalaria y la de
camas de cuidados críticos es la que en términos del deporte rey, nos está
salvando los muebles (al menos en estas tierras) y aunque raye en la frivolidad
pensar que con porcentajes en “riesgo extremo” no cabe duda de que, si estuviéramos
en cifras superiores al 60%, ni por asomo serían las estrategias parecidas a
las actuales; blanco sobre negro.
Mientras tanto a nivel
hospitalario seguimos con una horquilla entre el 8-12% de pacientes positivos
que acaban hospitalizados, con dos grandes consideraciones sobra las que no he
oído pronunciarse lo suficiente a una Administración Sanitaria que
transfiriendo la publicidad de hechos a la ciudadanía le otorgaría más
solvencia y credibilidad al sistema. Y los dos hechos son: por un lado, la “Atención
Primaria” (en todas sus categorías), que, en su esfuerzo, tanto de seguimiento epidemiológico
como de asistencia y control sanitario, mitigan en mucho los porcentajes de
hospitalización (hemos pasado de un ritmo ascendente de positivos
hospitalizados a una tendencia a la baja). Y por otro lado y como segundo
hecho, no ya solo a la labor asistencial dura sobre pacientes que cuando
ingresan en ele “Hospital” se rinden al buen hacer de los profesionales
hospitalarios (en todas sus categorías), sino a la altruista labor de la
investigación que en tiempo récord ha sido capaz de liderar decisiones
terapéuticas internacionales frente al COVID-19, profesionales que son
conciudadanos nuestros; y ambos hechos son éxitos de sanitarios en su labor
diaria (mujeres y hombres) anónimos en su mayoría.
Por cierto, ¿qué difícil es
conocer con datos oficiales el número de camas de hospitalización y de cuidados
críticos en los ámbitos nacional, autonómico o local?; así que para conseguir
una cifra que nos sitúe, acudiremos al viejo truco de la “regla de tres”, en
tres catas diferentes de los datos oficiales suministrados por el Ministerio de
Sanidad (referente nacional):
Primera cata (con fecha de último
informe, datos nacionales referidos a 7 de enero de 2021): teníamos en
Castilla-La Mancha ingresado 787 pacientes COVID con un porcentaje de ocupación
del 16,22% y 100 en camas de críticos con un 26,25% de ocupación,
respectivamente. Aplicamos la regla de tres y obtenemos: 4.852 camas de
hospitalización y 381 camas de críticos.
Segunda cata (informe nacional con
datos referidos a 22 de noviembre de 2020): 685 pacientes castellanomanchegos
ingresados por COVID con 13,81% de ocupación y 113 en cuidados críticos con
29,82%, respectivamente. Aplicamos la regla de tres por segunda vez y
obtenemos: 4.960 camas de hospitalización y 379 camas de críticos.
Tercera cata (informe de datos
nacionales referidos a 27 de septiembre de 2020): 670 pacientes ingresados por
COVID con 14,48% de ocupación y 85 en cuidados críticos con 24,50%,
respectivamente. Aplicamos tercera y definitiva regla de tres: 4.627 camas de
hospitalización y 347 camas de críticos.
Por tanto, tendremos que aplicar
la segunda y concluyente regla de la “media”, para obtener una aproximación de
camas disponibles según la referencia nacional sobre nuestra comunidad,
obteniendo:
Camas de hospitalización: (4.852
+ 4.960 + 4.627) / 3 = 4.813 camas.
Camas de críticos: (381+379+347) /
3 = 369 camas.
En términos de ocupación solo nos
cabe seguir trabajando desde ambos niveles y tener el “sino” de que antes de poseer
un número suficiente de ciudadanos inmunizados, no nos ocurra lo que está
empezando a pasar en solventes países como Reino Unido, por ejemplo, porque ese
caos ya lo sufrimos nosotros en marzo/abril y cuando se enseña la inercia tiene
un control muy dificultoso.
No voy a abundar con la tercera
parte del análisis, referido a “vacunas”, que afortunadamente ya están aquí (esperemos
que sean diversas, muchas y eficaces para nuestro bien); pero si hacer tres
consideraciones personales que me gustaría que tuviera en cuenta, como se dice
en el argot epistolar, quien pueda corresponder:
La primera; andaba errado el
presidente de la nación cuando el 22 de noviembre pasado comunicaba que se iban
a poner 10.000.000 de dosis de vacuna frente COVID-19 en los primeros 6 meses
de este año. Se quedó corto, cortísimo (no se si por un apunte mal pasado, o
porque por entonces esa cifra nos parecía inalcanzable). Para información
general, estas dosis serían para 5.000.000 de ciudadanos, que representan tan
solo el 11% de la población, muy lejano de la cifra estimada como válida para
obtener inmunidad de grupa (70%, 32.500.000 españoles); claro que puede ser que
no se equivocara y que esas sean las dosis y el tiempo en que se compraran. Lo
que si podemos asegurar, es que para obtener un 70% de población vacunada se
necesitan 65.000.000 dosis en España (6,5 veces más) y que a un ritmo de administración
de 250.000 dosis diarias (sin descansar fines de semana) lo lograríamos en
noviembre de 2021; si lo deseamos tener en junio próximo, pues ya sabemos,
360.000 dosis diarias, que si es necesario no faltaría el esfuerzo por parte de
los sanitarios.
La segunda apreciación pasa por
mostrar mi asombro ante el ruido mediático de todos los responsables políticos tras
la Epifanía (sea cualquiera que sea su ocupación y nivel), tratando de
colocarse el mérito de un “acelerón” en el ritmo de vacunación; desde luego, a
principios de esta semana permanecían callados en sus vergüenzas con las
vacunas en el congelador. Y en este análisis observo que más valdría trasladar
a la población el común esfuerzo de haberlo logrado, que el panfletero altavoz
del logro institucional, si es que se puede considerar un logro dispensar algo
más de 1.350 dosis al día en toda una región, la mía digo; porque a ese paso
para tener inmunizada a la población castellanomanchega en situación de grupo
(70%), se necesitarían 2.122 días; ya se que es exagerado, pero haremos las
mismas cuentas que al nivel nacional: si queremos tener inmunidad de grupo en
Castilla-La Mancha (70% de 2.033.000 habitantes) necesitamos 2.865.800 dosis de
vacunas frente COVID (por el momento hemos recibido 35.550 y hemos puesto un
50%). Es fácil dilucidar que solo hemos recibido el 1,8% de lo que realmente
necesitamos. También es fácil dilucidar que los profesionales de Atención
Primaria de esta región, estamos preparados para administrar antes del otoño de
2021 las dosis necesarias para lograr el efecto rebaño, es decir la
administración de 10.500 dosis diarias (10 veces más de lo que tan orgullosos
se muestran algunos); y lo lograríamos con ayuda, con esfuerzo y con la
población perfectamente informada.
Y es con los profesionales
sanitarios (nivel Hospitalario y de Atención Primaria) con los que cierro mi
tercera apreciación. Considero un gran error que los sanitarios no estén todos
vacunados (primera dosis) en la próxima semana o próximos 10 días (ya debería
estarlo un grupo no despreciable). Si una evidencia se me marcó a fuego en mi
paso durante más de tres años por una unidad de emergencias, fue la máxima de “reanimador
anulado, sujeto a reanimar fotut”. Y no entiendo como no se ha iniciado la
vacunación de los sanitarios en esta comunidad al mismo tiempo que el ámbito
sociosanitario, en otras comunidades lo están haciendo. Creo que, si en los
próximos 10 días no están vacunados con la primera dosis los sanitarios
hospitalarios y de atención primaria, y lo veo muy difícil, podremos estar
incubando problemas asistenciales; porque “si los sanitarios quedamos anulados
por el COVID-19, el sistema a atender estará fotut”, espero que no ocurra, pero
no debemos tentar más a la suerte.
Blanco sobre negro.
Estos son los datos, tuyo el análisis.
Juan Ríos Laorden, pediatra.
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