Los Reyes traen desaliento, advirtiendo
como por el camino por donde se despiden nos queda un futuro incierto; desde la
borla de Santa Claus, hasta la cola del camello de Baltasar hemos sido “indultados”
para festejar no se sabe bien qué, ni con quién, ni cómo; y ahora se nos
confinará como único y mejor remedio.
Este hastío de parafernalia
sanitaria ad hoc, lleno de titulares sensacionalistas vacíos, empieza a agotar
la esperanza de los ciudadanos de a pie; a los otros a los de garrote, andador
o silla de ruedas, se les utiliza a diario en una especie de expiación de
culpas, desde que en marzo y abril pasados no se les pudiera atender como merecían
y ahora se les quiere pedir disculpas, discretamente obsequiándoles en su
vulnerabilidad con ser los primeros en vacunar, los primeros en atender y los
primeros en sacar en prime time de todos los telediarios de nuestro país con
sus deltoides al aire y esa cara que tienen solo los que saben agradecer.
Este 6 de enero, probablemente
con la tercera parte de las plantillas de los sanitarios, descansando con días
libres (entre los que me incluyo) acudo a la metafórica imagen de los
dromedarios de sus majestades los Reyes Magos de Oriente, tres jorobas en el
horizonte, las jorobas colmas de octubre, noviembre y enero, los tres picos de
esta segunda ola (insisto, no hay tercera ola, es una segunda y sus
secuenciaciones); y esa última joroba/pico ¿hasta dónde nos llevará?.
Nuestra ineptitud colectiva
frente a COVID-19 y sus desastres (SARS-CoV-2) solo dan para culpabilizar en
una cabriola judeocristiana a las mutaciones de un virus (que probablemente es
su singular propiedad), a la población insensata (sin remedio) y a la rigidez y
congelación de la Administración Sanitaria que con vacunas en el cajón del
congelador se le ha atragantado el calendario (¡pongan vacunas, aunque solo sea
porque las tengan!).
El análisis personal de los datos
a fecha de hoy (06/01/21) es rápido; cabalgamos de forma ascendente sobre la
tercera fase de esta segunda ola, larga y robusta segunda ola que se inició en
bañador a principios de septiembre y nadie a logrado (ni atrevido) a refrenar ahora
con la nieve casi hasta el cuello (cuatro meses y pico), prácticamente en “niveles
de riesgo extremo” tanto a nivel local, como autonómico, nacional o
internacional todos los indicadores de valoración de riesgo.
Podemos asegurar que la gestión
sobre la Pandemia, posee unas circunstancias que superan a las meramente
sanitarias, que sumen en muchas ocasiones en la “parálisis por el análisis”; a
nivel local expectantes en un día a día como si no fuera con nosotros, a nivel
regional con lapsus festivos que han acomodado lo real con lo cotidiano y a
nivel nacional todo esto junto más el abandono del líder de la gestión, en un
ejercicio difícil de justificar en base no se sabe bien, si del total de los
comunes o del global de los propios, de cualquier modo, inaudito.
VACUNAS: No podemos asumir por
más tiempo el ritmo con el cual se ha iniciado el Programa Nacional de
Vacunación frente al COVID; es cierto que este ritmo se acelerará casi sin
necesidad de empujarle a partir del 11 de enero; pero ¿cuál es el ritmo deseable?:
para contar con un 70% de la población seroinmunizada en el próximo otoño no
podemos bajar de 250.000 dosis administradas diariamente (125.000
primovacunaciones y 125.000 recuerdos), recordemos que a partir del 21 día de
inicio de la campaña, se tendrán que compaginar primodosis y recuerdos (con los
datos actuales de solo dos dosis necesarias para lograr el efecto).
Con que escollo contaremos:
¿Dinero?: no, lo sacaremos de
debajo de las piedras.
¿Recursos Humanos?: no, para eso
estamos los profesionales de Atención Primaria que lo hemos realizado en otras
ocasiones; bien es cierto que habrá que priorizar la vacunación sobre otras
actividades que puedan demorarse unos meses, apoyar en lo que se pueda a este
nivel con recursos añadidos y comunicarlo a la población para que como
colectivo adulto y solidario esté enterada de la situación.
¿LOGISTICA?: ese es el verdadero
escollo; con el tipo de vacunas disponibles actualmente, o la cadena de
distribución/preparación funciona como un reloj, o todo se demorará y nuestro
sueño será una quimera.
¿Lograr efecto rebaño?: todo lo
anterior y ser solidarios mundialmente sin regiones ricas y regiones pobres, la
pandemia es global y el efecto rebaño tiene que ser mundial.
¿Eficacia de la vacuna sobre
mutaciones?: Pies en tierra y una cosa detrás de otra y lo primero es antes.
Estos son los datos, tuyo el análisis.
Juan Ríos Laorden, pediatra.
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